miércoles, 15 de septiembre de 2010

El lenguaje

En la época victoriana, no se podían mencionar los pantalones en presencia de una señorita.


Hoy, por hoy, no queda bien decir ciertas cosas en presencia de la opinión pública: El capitalismo luce el nombre artístico de economía de mercado, el imperialismo se llama globalización.

Las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo, es como llamar niños, a los enanos.

El oportunismo se llama pragmatismo, la traición se llama realismo.

Los pobres se llaman carentes, o carenciados, o personas de escasos recursos.

La expulsión de los niños pobres del sistema educativo se conoce bajo el nombre de deserción escolar.

El derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni explicación se llama flexibilización del mercado laboral.


El lenguaje oficial reconoce a los derechos de las mujeres, entre los derechos de las minorías, como si la mitad masculina de la humanidad fuera la mayoría.

En lugar de dictadura militar, se dice proceso.

Las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y psicológicas.

Cuando los ladrones son de buena familia, no son ladrones, sino cleptómanos.

El saqueo de los fondos públicos por los políticos corruptos responde al nombre de enriquecimiento ilícito.

Se llaman accidentes los crímenes que cometen los automóviles.

Para decir ciegos, se dice no videntes, un negro es un hombre de color.

Donde dice larga y penosa enfermedad, debe leerse cáncer o SIDA. Repentina dolencia significa infarto, nunca se dice muerte, sino desaparición física.

Tampoco son muertos los seres humanos aniquilados en las operaciones militares.

Los muertos en batalla son bajas, y los civiles que la ligan sin comerla ni beberla, son daños colaterales.

En 1995, cuando las explosiones nucleares de Francia en el Pacífico sur, el embajador francés en Nueva Zelanda declaró: "No me gusta esa palabra bomba, no son bombas, Son artefactos que explotan".

Se llaman Convivir algunas de las bandas que asesinan gente en Colombia, a la sombra de la protección militar. Dignidad era el nombre de uno de los campos de concentración de la dictadura chilena y Libertad la mayor cárcel de la dictadura uruguaya.

Se llama Paz y Justicia el grupo paramilitar que, en 1997, acribilló por la espalda a cuarenta y cinco campesinos, casi todos mujeres y niños, mientras rezaban en una iglesia del pueblo de Acteal, en Chiapas.

El miedo global. Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.

Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.

Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.

Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.

La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.

Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas.

Las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.

De Eduardo Galeano

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