Derrota, mi derrota, mi soledad y mi aislamiento:
Para mí eres más valiosa que mil triunfos,
y más dulce para mi corazón que toda la gloria mundanal.
Derrota, mi derrota, mi conocimiento de mí mismo y mi desafío.
Tú me has enseñado que soy joven aún y de pies ligeros
Y a no dejarme engañar por laureles vanos.
Y en ti he encontrado la dicha de estar solo
y la alegría de ser alejado y despreciado.
Derrota, mi derrota, mi fulgurante espada y mi escudo:
en tus ojos he leído
que ser entronizado es ser esclavizado,
y que ser comprendido es ser derribado.
Y que ser apresado es llegar a la propia madurez.
Y como un fruto maduro, caer y ser consumido
Derrota, mi derrota, mi audaz compañera:
oirás mis cantos, mis gritos y silencios
y nadie más que tú me hablará del batir de alas.
De la impetuosidad de los mares
y de montañas que arden en la noche,
y sólo tú escalarás mi inclinada y rocosa alma.
Derrota, mi derrota, mi valor indómito inmortal,
tú y yo reíremos juntos con la tormenta,
y juntos cavaremos tumbas para todo lo que muere en nosotros,
y hemos de erguirnos al sol, como una sola voluntad.
Y seremos peligrosos.
Khalil Gibran
El hombre racional se adapta al mundo que le rodea; el hombre irracional se obstina en intentar que sea el mundo quien se adapte a él. Por tanto, todo progreso se debe al hombre irracional. (George Bernard Shaw)
lunes, 11 de octubre de 2010
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