viernes, 17 de septiembre de 2010

House

• Foreman: Para tratar pacientes nos hicimos médicos.


* House: No, para tratar enfermedades somos médicos. Tratar pacientes es el inconveniente de esta profesión.

No les perdono que no sepan volar...

No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija.


Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! - y en esto soy irreductible – no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.

Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretenden seducirme! Esta fue - y no otra – la razón de que me enamorase tan locamente, de María Luisa. ¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?

¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...

¡Con que impaciencia yo esperaba que volviese, volando de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. “¡María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Que delicia la de tener una mujer tan ligera... aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en conseguirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando...


De Oliverio Girondo

El error

El erotico error de mis padres,


me dio luz, yo me llamo fracaso,

es mentira que tengo otro nombre,

por más que lo diga, lo grite o lo ladre,

el severo y absurdo papel de un juzgado...

Fui el orgasmo fatal de un momento,

fui un instinto morboso y malsano,

que pase de mi padre a mi madre,

por un tubo convulso y enfermo,

una noche, hace ya treinta años...

Pude estar encerrado en el vidrio,

de la feria brutal de algun sabio,

por error he nacido y existo,

sin poder ayudar a la ciencia,

conservado en el fondo de un frasco...

Pude ser una obra suprema,

de monstruosa feldad, una bestia,

pero tengo un defecto que impide,

consumar tan macabra belleza...

Y es que en mi, tan deforme y enfermo,

puso dios con crueldad manifiesta,

la espantosa salud de un cerebro...

Del libro: "Dos Horas Antes del Alba"
Poema De Julio Sosa

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El lenguaje

En la época victoriana, no se podían mencionar los pantalones en presencia de una señorita.


Hoy, por hoy, no queda bien decir ciertas cosas en presencia de la opinión pública: El capitalismo luce el nombre artístico de economía de mercado, el imperialismo se llama globalización.

Las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo, es como llamar niños, a los enanos.

El oportunismo se llama pragmatismo, la traición se llama realismo.

Los pobres se llaman carentes, o carenciados, o personas de escasos recursos.

La expulsión de los niños pobres del sistema educativo se conoce bajo el nombre de deserción escolar.

El derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni explicación se llama flexibilización del mercado laboral.


El lenguaje oficial reconoce a los derechos de las mujeres, entre los derechos de las minorías, como si la mitad masculina de la humanidad fuera la mayoría.

En lugar de dictadura militar, se dice proceso.

Las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y psicológicas.

Cuando los ladrones son de buena familia, no son ladrones, sino cleptómanos.

El saqueo de los fondos públicos por los políticos corruptos responde al nombre de enriquecimiento ilícito.

Se llaman accidentes los crímenes que cometen los automóviles.

Para decir ciegos, se dice no videntes, un negro es un hombre de color.

Donde dice larga y penosa enfermedad, debe leerse cáncer o SIDA. Repentina dolencia significa infarto, nunca se dice muerte, sino desaparición física.

Tampoco son muertos los seres humanos aniquilados en las operaciones militares.

Los muertos en batalla son bajas, y los civiles que la ligan sin comerla ni beberla, son daños colaterales.

En 1995, cuando las explosiones nucleares de Francia en el Pacífico sur, el embajador francés en Nueva Zelanda declaró: "No me gusta esa palabra bomba, no son bombas, Son artefactos que explotan".

Se llaman Convivir algunas de las bandas que asesinan gente en Colombia, a la sombra de la protección militar. Dignidad era el nombre de uno de los campos de concentración de la dictadura chilena y Libertad la mayor cárcel de la dictadura uruguaya.

Se llama Paz y Justicia el grupo paramilitar que, en 1997, acribilló por la espalda a cuarenta y cinco campesinos, casi todos mujeres y niños, mientras rezaban en una iglesia del pueblo de Acteal, en Chiapas.

El miedo global. Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.

Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.

Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.

Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.

La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.

Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas.

Las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.

De Eduardo Galeano

sábado, 4 de septiembre de 2010

Tecnica y Talento

"Una cosa es la técnica y otra el talento. Meter una pelota al claro requiere solo técnica, es algo que está al alcance de cualquiera; tener la visión para hacerlo en el momento justo, con la velocidad y el efecto necesario precisa de la llama del talento. Yo mismo puedo hacer un buen pase; pero realizarlo en un partido chivo, con la marca encima y nada de tiempo para pensar es cuestión de elegidos".


Marcelo Bielsa

Vivo con la crueldad del que nació para perder y vive para ganar.