Se cuenta que en una ciudad del interior , un
grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo , un pobre
infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y
recibiendo limosnas. Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo
al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de
tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño, pero de 1 peso. Él
siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de
risas para todos. Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con
el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había
percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:
- Lo sé, no soy tan pelotudo..., vale la mitad, pero el día que
escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
- La primera : Quien parece pelotudo, no siempre lo es.
- La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos pelotudos de la historia?
- La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos
- La cuarta: (pero la conclusión más interesante) Podemos estar
bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros.
Por lo tanto, *lo que importa no es lo que piensan los demás de
nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.
*MORALEJA*
'El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser pelotudo delante de un pelotudo que aparenta ser inteligente'
Roberto Fontanarrosa
El hombre racional se adapta al mundo que le rodea; el hombre irracional se obstina en intentar que sea el mundo quien se adapte a él. Por tanto, todo progreso se debe al hombre irracional. (George Bernard Shaw)
sábado, 11 de julio de 2015
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